Sistema cojo de espíritu

15.12.2013 05:04

Pasan los años, las décadas y seguimos con el mismo modelo y, prácticamente, los mismos contenidos en la enseñanza obligatoria. Todos salimos como perfectos peoncitos de ajedrez, preparados con lo que quieren que sepamos, "ni mas, ni menos", para conformar una sociedad que produzca, consuma y no haga preguntas. 

Una enseñanza volcada en la parte física del ser humano, frustrando de raíz cualquier brote espiritual e instintivo que podamos tener. No nos enseñan a desaprender, a desprendernos de las cosas e, incluso, de las personas; algo que sin duda sería mucho mas útil en nuestras vidas que la suma de vectores. No nos enseñan, tampoco, a tratar de entender las cosas: no leyéndolas en un papel, sino cerrando los ojos y tratando de dejar la mente en blanco. No nos enseñan a reconocer que no somos solo lo que vemos en el espejo.
Los niños no salen creativos porque les da verguenza salirse del guión establecido; no se atreven a proponer cosas que se salgan de la absurda normalidad que nos domina y cuando alguno lo hace el resto lo reprende y discrimina.
Desde luego, es un modelo perfecto para seguir manteniendo un sistema cojo de espíritu.
Se deberían añadir clases de libre pensamiento, filosofía infantil, clases de imaginación; enseñarles cómo los pensamientos provocan nuestras emociones y sentimientos, enseñarles que el arte es lo que dejaremos a nuestras próximas generaciones como muestra de lo que fuimos y que todos somos capaces de crear cosas, de sentirnos útiles y de formar parte de algo.
Somos un cancer terrible, pudiendo ser un feliz huésped.